Pese a los visibles signos de dolor, el volante prefirió seguir jugando y aguantó los 90 minutos. Una fiera, que también es de carne y hueso: Terminado el partido y ya ubicado en el vestuario, las lagrimas en sus ojos denotaban las consecuencias de la bestialidad del ex Tristán Suárez y Excursionistas, que mínimamente debe ser sancionado por un par de fechas.