¿HASTA CUANDO?

Para un enfermo terminal, la agonía es el peor de los males. Sufre por dentro y por fuera, algo que es irreversible. Cerca, hay un grupo de gente (mucho más de la que uno cree) que está y estuvo siempre, que espera el peor de los finales, con honda tristeza y, a su vez, con una leve sonrisa, por los buenos momentos vividos.

Comunicaciones esta pasando por este calvario. Nuevamente se vio superado en el resultado por el rival de turno. Y por más que sean 22, las derrotas en el certamen de la Primera B, a todos nos duele como si fuera la primera. No en vano, marcábamos que si no había una rebeldía a tiempo, esto podía empeorar.

Los fríos números lo dicen todo: El Cartero (al igual que Soc. Español) obtuvo 6 de los últimos 21 en juego. En ese lapso, Armenio sumó 12, Flandria sumó 8 y detrás del aurinegro, se ubican Almagro con 5 y Villa San Carlos con 4. Así Comunicaciones se arriesga a enfrentar al precipicio con los ojos vendados y caminando sobre una fina cuerda.

Toco el cielo con las manos hace dos años y, desde ese momento, empezó una caída libre que aún no tiene final. Quedo demostrado que se puede caer más bajo que lo acontecido en el principio del torneo. Respetamos a la Sub-Comisión de Fútbol por su incansable trabajo en
el día a día contra un mafioso Órgano Fiduciario (todavía los jugadores no pudieron cobrar los sueldos de marzo y abril) pero sus desaciertos
y concesiones en los armados del anterior y el actual plantel, lo han dejado a Comu expuesto a una situación critica.

Sabemos que para muchos de los que visten la camiseta amarilla y negra esto es un trabajo y necesitan el dinero. No somos quienes para meternos con la guita de cada uno. Pero tampoco quiero que ellos menosprecien el lugar que les da de comer. Lo de Jorge Chiquilito y su expulsión fue un claro ejemplo. No se olviden: Los jugadores pasan, el promedio queda.

No vamos a negar la realidad. Hoy, todo es incertidumbre. Hoy, no se sabe que va a pasar la semana que viene ni la siguiente. Hoy, son más los que ven el futuro negro que blanco. Directamente o indirectamente, estos desaguisados repercuten en la cancha. El sábado despediremos a este muerto. Lo enterraremos y será difícil no recordarlo en el próximo año. La vida sigue y Comunicaciones no escapa a esto. Con los grandes que seguirán y buscarán auyentar al fantasma del descenso, con los nuevos que quieran enfrentar nuevos desafíos y la cuota de frescura que todo equipo necesita. Comunicaciones necesita renovarse en todos los ámbitos para seguir con la frente en alto, pese a todos los golpes que da la vida.

Diego Bracchi